Escribo porque cuando hablo siento que no expreso, que hay un pedazo de mí que siempre queda fuera, como si todo mi ser fuese solo una dimensión plana y mórbida, a la que el tiempo desfigura. Entonces, entro en combate con el tiempo, para desenmascarar su imaginario, su estela de archipiélagos inconclusos, su fatal desengaño. Lo desafío en la palabra que cae, que siente su palpitar a secas, sin juego de hojarasca al viento, desecha bajo el asta sagrada de su forma inacabada .