agosto 27, 2011

Parodia de los hipopótamos empedernidos.

Hay dos dientes que se asoman entre las cordilleras de mis costillas, ósculos exorbitantes en vigilia de lo que va desaciéndose. Me van mordiendo en una especie de parodia de hipopótamos empedernidos.

Han pasado ya tres horas desde que mi hijo entró en esa librería de libros usados y todavía no ha salido. Cuando yo entré la primera vez me pasó lo mismo, pero el miedo que siento ahora es mucho más grande. Si bien mi hijo es muy inteligente y estoy seguro que sobrevivirá los libros de aventuras, no estoy seguro de cómo enfrentará los ataques de las enciclopedias infiltradas. Dichas enciclopedias llegan generalmente a los estantes de las librerías de segunda mano por infructuosos mercaderes organizados por la iglesia. Estos individuos están vestidos con uniformes limpios, de chaqueta y corbata y poseen una habilidad oral aterradora. Generalmente dejan los libros en lugares estratégicos, como por ejemplo al lado de los cuentos de hadas. Cuando yo entré la primera vez a esa librería, encontré unos cuantos justo a lado de la colección de Roahl Dhal. Tenían una fotografía colorida que llamaba la atención; las letras eran exorbitantemente grandes. Aunque yo estaba interesado en ojear y comparar las diferentes copias de Matilda, no pude resistir tomar uno de estos libros en mis manos. Al abrirlo me encontré con un librito más pequeño, muy bien impreso y con ilustraciones a color, que contaba la historia de cómo un chico de 14 años, había sido condenado al infierno por haberse enamorado de otro chico. Y de cómo, gracias al arrepentimiento y bajo el juramento de no volver a enamorarse de otro chico, sería perdonado y se salvaría de morir en el infierno por otro personaje, supuestamente el más poderoso del mundo. A este personaje le llaman Dios, y es usado para asustar a los niños, haciéndoles creer que si no hacen lo que él quiere, corren el riesgo de ser castigados heredando una vida llena de penas y miseria. En el librito, el infierno es generalmente descrito como un lugar rojo, donde hace mucho calor porque hay fuego por todas partes; lo dibujan con unas llamas enormes y la cara del muchacho expresa terror. Está implícito en las ilustraciones de este librito, que quien desobedezca terminará con la misma cara de terror del muchacho del dibujo. Nunca queda clara la definición de pena o miseria. Lo que sí queda muy claro, es que es mejor no arriesgarse a desobedecerlo.

¿Cómo la estará pasando mi hijo dentro de la librería? ¿Estará leyendo los libritos?

Ojalá que salga pronto, para abrazarlo y caminar juntos, atravesar el puente y enseñarle lo que más me gusta de las puestas del sol.